A 20 minutos del camping, encontramos Montañana un pueblo medieval que se ha conservado hasta día de hoy. Os recomendamos mucho, que os perdéis por sus calles y caminos empedrados del alrededor.
La oficina de turismo ofrece visitas guiadas todos los festivos del año y, en temporada alta, del 15 de junio al 15 de septiembre, todos los días:
Para ir abriendo boca os ponemos un fragmento de una noticia y os dejamos el enlace por si queréis leerla entera:
La provincia de Huesca conserva uno de los conjuntos de arte románico más importantes del mundo; iglesias, fortificaciones, puentes de la época en la que surgió el reino de Aragón que siguen maravillando por su fuerza y espiritualidad.
Pero incluso entre toda esa lista asombra la localidad ribagorzana de Montañana; en definición del estudioso José Luis Acín, un enclave medieval que ha perdurado sin apenas alteraciones hasta el siglo XXI, como si de un fósil de dicha época se tratara.
Montañana surgió en el siglo XI como una fortificación fronteriza, enriscada en un cerro entre barrancos que domina el valle del río Noguera Ribagorzana, y vivió luego una época de esplendor entre los siglos XIII y XV, como sede de la poderosa Orden del Hospital.
Pero luego el pueblo se vio alejado de los cambios de la historia, los vecinos se fueron concentrando en el nuevo núcleo ribereño de Puente de Montañana, que incluso terminó dando nombre al municipio, y la villa original quedó casi deshabitada, con lo que ha conservado no solo sus monumentos, sino toda la fisionomía medieval de su urbanismo, caminos y entorno.
El Gobierno de Aragón protegió el pueblo como Conjunto Monumental en 1984 e inició una cuidada restauración integral que ahora continúa a través de la Fundación Montañana Medieval, una entidad en la que también participan otras instituciones públicas y privadas para poner en valor y promocionar el lugar.
Así la rehabilitación se está acompañando de otras iniciativas que quieren aprovechar que basta un corto desvío desde la N-230 desde Puente de Montañana para que los visitantes puedan retroceder 800 años en el tiempo.
El conjunto artístico
Un puente bajomedieval de dos ojos, emblema de la villa, y un paso abovedado dan la entrada al caserío, con retorcidas calles empedradas que trepan por el cerro alrededor del eje de la calle Mayor hasta la iglesia de Nuestra Señora de Baldós, templo románico del siglo XIII, en la que destacan la decoración escultórica de su portada y las pinturas murales de su interior.
Coetánea es la ermita de San Juan, también con capiteles decorados en su fachada y pinturas murales en su interior; además de conservar unas vigas de tradición mudéjar en su coro.
De la fortaleza original subsisten, en lo más alto del cerro, los restos de la torre de la Mora, a la que se suma, a media ladera, el sistema defensivo bajomedieval con el que terminó de protegerse el pueblo entre los siglos XV y XVI y del que se conservan lienzos de muralla y la torre de la Cárcel.
Los edificios destacados incluyen también la abadía, luego reconvertida en vivienda, o el hospital de viajeros, último edificio recuperado y que se suma ahora a las visitas; pero por todas las calles y rincones el sabor medieval se mantiene en muros, bancales, pórticos o pasadizos.
ncluso el ayuntamiento, que se supone del siglo XIX, reaprovechó en sus fachadas los capiteles de una desaparecida ermita románica, testimoniando la vocación de Montañana por seguir anclada en la historia.