El Grounding, también llamado Earthing, significa conectarse en la tierra. La superficie de la tierra tiene un suministro “ilimitado” de electrones móviles que están sobre el suelo en que andamos (así como en lagos y océanos). Es una carga negativa natural.
Cuando tocamos el suelo con nuestro cuerpo, se disipa la electricidad estática y cargas acumuladas y a la vez, recibimos una carga de energía en forma de electrones libres que hace que el cuerpo se sincronice con las frecuencias naturales de la tierra y nos reequilibre.
Nuestros antepasados vivían mucho más en contacto con la tierra. Utilizaban calzado de piel o iban descalzos y dormían con pieles a tierra.
Los estudios demuestran que desconectarnos de la tierra es disfuncional y nos puede acercar a enfermedades crónicas, inflamatorias y autoinmunes. Problemas que han incrementado mucho en las últimas décadas.
Actualmente, hay estudios científicos que avalan las grandes ventajas que tiene conectarnos a tierra por nuestra salud. En el libro Earthing: con los pies descalzos (2013) encontraréis información sobre las investigaciones. Pero os queremos compartir algunas ya que son realmente sorprendentes:
Materiales que nos aíslan:
Vivimos totalmente desconectados de la tierra. Materiales como el corcho o la goma de la suela de nuestros zapatos nos aísla, los edificios donde vivimos están hechos de hormigón, los caminos por los cuales andamos están hechos de asfalto, utilizamos el plástico para una infinidad de cosas.
La madera, a pesar de ser un material natural, es aislante también y no transmite los electrones que circulan por la capa de la tierra.
Exposición constante de campos electromagnéticos
Además, estamos inmersos a campos electromagnéticos constantemente a lo largo del día, que al no estar conectados en tierra, absorbemos y acumulamos en forma de carga positiva.
No se trata exclusivamente de las cargas que recibimos de manera externa sino que nuestro organismo también tiene mecanismos de salud propios en los que se generan radicales libres, que si no son neutralizados pueden ser extremadamente nocivos por la salud.
Básicamente un radical libre, es una molécula con los electrones desapareados, de forma que para volver al equilibrio va a una célula sana y le roba el electrón que le falta, convirtiendo a su vez aquella célula en un radical libre. De este modo, si esto no se frena, se puede producir una reacción en cadena. De todos modos, los radicales libres en su medida justa, tienen su función dentro de nuestro sistema inmune.
El Dr. Oschman nos explica que cuando pisamos tierra, se transfieren los electrones libres de esta hacia el interior de nuestros cuerpos. “Y estos electrones son probablemente los antioxidantes más potentes conocidos por el ser humano. Los electrones libres actúan como antiinflamatorios y sin los efectos secundarios”.
De este modo almacenamos estos electrones en nuestro organismo y cuando nos lesionamos o aparece un radical libre, estos lo neutralizan.
Cosas que podemos hacer para cuidar nuestro equilibrio energético:
De entrada, os proponemos que hagáis un experimento interesante qué es medir vuestra carga eléctrica. Con la ayuda de un voltímetro puedes medir el voltaje de tu cuerpo. Pones una punta a tierra y la otra entre tus dedos.
Los estudios dicen que la medida de media puede rondar los 2 voltios. Pero en zonas muy saturadas, como una oficina puede llegar a 6 voltios.
Descalzo y en plena naturaleza, esta medida dará 0.
El doctor Oschman dice “Nuestra piel es un excelente conductor” y añade. “Podemos conectar cualquier parte de nuestra piel a la Tierra. Pero la zona de nuestro cuerpo que se conecta más profundamente, es la que se encuentra a la planta de los pies, en un punto que los acupuntor@s denominan Riñón 1. Es un punto muy conocido, puesto que conecta a todos los meridianos de acupuntura y en esencia a cada rincón del cuerpo.
La falta de este contacto tiene mucho que ver con el surgimiento de las enfermedades modernas.” “Puesto que la Tierra está cargada negativamente, al tocar el suelo se está conectando el cuerpo con una fuente de carga negativa de energía, que es absorbida por el cuerpo a través de la planta de los pies”.
El Dr.Oschman dice que con 15 minutos se puede notar una mejora de los síntomas pero otros expertos como Clint Ober, propulsor del movimiento, recomiendan de 40-60 minutos mínimo en el día.
Esperamos que con este artículo, os hayan cogido muchas ganas de reconectarnos a la Tierra. Los que vivimos aquí, ya hace tiempo que lo ponemos en práctica.
Fuentes principales: